Ayer mi amiga Consue y yo fuimos al preestreno de la película Sex and The City. El evento era patrocinado por un anticonceptivo, por lo que el público era femenino prácticamente en su totalidad.
El cóctel no era ninguna maravilla, aunque puede ser que como llegamos justo a la hora ya se hubiera acabado la mayor parte de las cosas de comer. Alcancé a ver 2 canapés en una bandeja y varias de las mismas con palitos de apio y zanahoria con una salsa que no probé, por lo que no tengo idea de qué era. Sí había muchísimo para tomar, casi no quedaban jugos ni bebidas, muchísimas copitas de champagne (la mitad de una normal).
Había fotógrafos y luego hubo sorteos de premios. Por supuesto no gané absolutamente nada, tengo pésima suerte para esas cosas.
Eran tantas las mujeres, que tuvieron que abrir otra sala de cine, menos mal que recién había terminado una función. En fin, como todo en Chile, empezó tarde y terminó ídem.
Supongo que habrá sido el vino o el efecto "manada femenina" pero el público del cine estaba más expresivo que nunca: se reían a gritos, aparecía una guagua y las expresiones de ternura rayaban en lo absurdo, etc.
La película en sí, era la típica película basada en una serie de televisión: un capítulo largo, pero con un final de película (no puedo decir más, porque si alguien quiere ir a verla le arruinaría la sorpresa).
En todo caso, como me gustaba la serie (pero nunca fui fanática), me gustó también la película y lloré varias veces, a pesar de los esfuerzos sobrehumanos para evitarlo. En algunos momentos me recordó al estilo de "Bridget Jones": escenas intensamente emotivas mezcladas con comicidad hollywoodense. Además de una sobrevaloración del "amor" extrema.
Por otro lado, es bastante rescatable es la apología a la amistad entre mujeres y el apoyo incondicional que se brindan entre sí.
Lo único que puedo decir para concluir es que Carrie tiene razón al decir que "los cuentos de hadas son sólo eso y no tienen nada que ver con la vida real".
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