miércoles, julio 22, 2009

Las delicias de la soltería


La soltería es lo máximo en la vida. Es en esta etapa que tenemos todo el tiempo del mundo para nosotras mismas (y no sólo el pequeño lapso que nos dejaría el pololeo).

Este es "el" momento en la vida de desarrollar las características de autosuficiencia e independencia emocional, tan indispensables para la salud mental. Es, en el fondo, "aprender a arreglárselas solita" y no vivir a un paso de los antidepresivos y el psiquiatra en el minuto en que acabamos una relación amorosa.

Obviamente cuando uno está haciendo el duelo de la última ruptura lo pasa pésimo, pero ya sintiéndose mejorcito la cosa cambia radicalmente.

Por ejemplo, una de las cosas que más he disfrutado estando soltera ha sido ir a un crucero cinco estrellas a Puerto Edén totalmente sola, en el que conocí a un entretenido grupo de gringos de la tercera edad (Ver http://vbarrazalpatagonia.blogspot.com/). Otra vez viajé a Varadero, pero allá me encontré con alguien, ji, ji, ji (Ver mi post Vacaciones de Soltera), igual me sentía totalmente libre. En ambas ocasiones me dí el lujo de no darle explicaciones de nada a absolutamente nadie porque, además, los viajes los pagué yo, yo y nadie más que yo, je, je, je.

La rutina mata la felicidad de estar sola, o sea, si sólo me preocupo de preparar sorpresas e inventar panoramas cuando hay otro a mi lado, es obvio que me voy a aburrir sin compañía. Por eso uno tiene que planificar sus ratos de ocio y atesorarlos como hueso santo. No tener pololo no significa que la familia de uno asuma que es la recadera, chofer o que va a aceptar todos los compromisos que con buena intención te traten de imponer.

Lamentarse de la soledad y caer en la autocompasión es la mejor manera de aceptar a cualquier monicaco que se te pare por delante con un poquito más de seguridad y te ofrezca cobijo emocional.

¿Y tú qué haces para aprovechar las delicias de la soltería?

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