Giacomo Casanova fue un escritor veneciano tan "suelto de cascos" que su nombre ha llegado a ser sinónimo de seductor en nuestra época. Los pasteles tipo Casanova se creen irresistibles y van como el picaflor de flor en flor sin conseguir una relación de más de un par de meses. Coquetean con todas a toda hora y a cada rato, y el hecho de que su potencial pareja esté a su lado con ojos de plato del asombro no es impedimento.
Estos "machos de pelo en pecho" salen sólo con mujeres bonitas o con algún aspecto destacable según ellos, con el fin maquiavélico de exhibirlas ante el mundo y pavonearse de su éxito femenino. Si sales con un chico que le dice hasta al cuidador de autos "mira, ella es mía y qué linda/inteligente/elegante/alternativa/millonaria/mejor-que-yo es" es hora de repensar las cosas.
Generalmente su agenda telefónica, lista de contactos de mensajería electrónica o ambos está repleta de nombres femeninos, tienen millones de amigas y obviamente prefieren su compañía a la de los humanos de su mismo género, a quienes consideran infinitamente aburridos.
Su modus operandi puede ser atenderlas por turnos o de a una por época. En el primer caso esta situación es más fácil de detectar porque el sujeto en cuestión nunca está disponible, contesta el teléfono como en clave repentinamente y es común que trabaje en turnos o a horas desusadas.
Por otra parte, la tecnología ha permitido que los casanovas modernos pasen inadvertidos para su mujer de turno porque, a menos que una sea de la BRIDEC o medio psicópata paranoica, no se va a estar metiendo a investigar qué le dice a cada amiga en cada sitio en que él tiene cuenta ¿o sí?
Lo que una soltera "en busca de" sí puede hacer es huir ante el primer signo de los síntomas descritos anteriormente, porque este pastel, a diferencia de Peter Pan, no tiene remedio. Imagínense, si se aburre rapidito estando soltero ¿cómo no va a querer mirar para el lado después del matrimonio?
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