Montaje de mi cara en el cuerpo de un Viejo Pascuero curao, de un sitio de Internet que ya no recuerdo.
Siempre se habla de cómo tiene que arreglárselas una soltera para sobrevivir las últimas semanas del año y no morir en el intento, pero yo prefiero enfocar el tema hacia todo lo que uno puede hacer en Navidad y Año Nuevo sólo estando soltera. Veamos:
- Pasar los feriados donde y con quien se te pegue tu regalada gana,como cuando me fui a pasar el Año Nuevo a Mendoza con unos gringos y las doce las recibí con bikini en la piscina de la pensión,
- No tener que ir a reuniones incómodas con la parentela del galán de turno (¡Qué lata tener que pasar nervios conociendo a tus suegros justo cuando se supone que debieras estar pasándolo bien!) o, peor, que él se lleve mal con los tuyos y escuchar frases satírico-irónicas (o derechamente insultos) en vez de tener Paz y Amor,
- Hacer el regalo de Navidad más caro a quien más quieres: ¡A ti! Piensa que toda la plata que gastarías en un regalo para él, la puedes destinar a tu hermosa persona,
- Regalar tu tiempo a los más necesitados, haciendo obras de caridad como visitar a la gente de la calle en Nochebuena, lo que definitivamente se complica cuando existe "alguien especial" a quien dedicarle tiempo (a menos que te acompañe), como cuando pasé una víspera de Navidad en el Hospital Roberto del Río vestida de payasita jugando y repartiendo regalos a los enfermitos, fue increíble,
- Decorar tu casa como se te ocurra o simplemente no poner ningún adorno de Navidad, total, no hay nadie que te acuse de "antinavideña" por eso,
- Darle un beso a quien tú quieras a las doce de la noche del Año Nuevo,
- Tener todo el tiempo del mundo para estar con TU familia y no tener que compartirlo entre las familias de los dos, yo tuve la suerte de estar con mis nonnos casi todas las Navidades de mi vida hasta que ellos murieron, eso es absolutamente impagable.
Como verán, ser soltera en Navidad y Año Nuevo está lleno de ventajas que más vale disfrutar mientras aún se puede, no hay para qué deprimirse, ni angustiarse, ni mucho menos andar buscando pololo.
Pásenlo bien ¡Y al diablo con la amargura!
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