¡Qué heavy! El lunes el gringo firma la escritura del departamento. Como el 20 de diciembre lo entregan y a fines de enero ya esperamos estar instalados y viviendo juntos.
Queda tan poquito... tengo pena por dejar a mi gato, mi gatito que apenas cabía en mi mano cuando lo adopté. Anoche dio una vuelta sobre sí mismo antes de echarse a un lado de mis piernas como hace 12 años... y me dolió. Un gesto tan cotidiano durante más de una década, un símbolo de mi soltería, no me dejaba dormir pensando ¿Qué va a ser de mi gatito sin su mamá?
Tengo pena, pero el gringo es alérgico a los gatos: llora, estornuda, le pican los ojos, tose, o sea, cero posibilidad de llevármelo conmigo.
Lo bueno es que mi papá dejará de trabajar este año y muy probablemente tendrá una casa en provincia, ahí podrá estar mi gato a sus anchas.
Sin embargo, no podré dormir con él todas las noches como lo he hecho hace más de una década.
Es como la muerte de un familiar: triste pero inevitable. Yo no puedo llevarme al gato. Punto. Pero me da pena.
Después de todo en febrero, después de nuestro viaje, me puedo venir a quedar con mi mamá, papá y gato por una semana, mientras el gringo va a Las Cruces con su familia y yo tengo que ir igual a la pega, porque se me acaban las vacaciones (en julio me cambié de pega).
¡Ah, no les había contado! El gringo y yo estamos planeando un viaje a un país sudamericano chorísimo para la primera semana de febrero. No puedo adelantar más hasta que tengamos los pasajes y vouchers en la mano, pero puedo decir que será totalmente aventurero y necesitaremos "bug spray" (el gringo se va a tener que poner la vacuna de la fiebre amarilla, yo no porque me la puse cuando fui a Zimbabwe).
Me queda tan poquito de soltería, que creo que voy a abrir un nuevo blog :P
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